Todo empezó una mañana gris de noviembre, encendió su ordenador y tenía un mensaje…”que tal llevas la mañana?” No se conocían y la conversación fue fluyendo sin problemas…. Cuando quisieron darse cuenta, era la hora de salir del trabajo. “Te veo mañana” dijo él. Ella le contestó pero en realidad no esperaba volver a hablar con él, aunque le resultó muy agradable.
Pero al día siguiente ella no volvió. En realidad pasaron varios días hasta que lo hizo. Y cuando entró….”Te estaba esperando” dijo él, y ella sonrió. “Llevo días entrando con la esperanza de encontrarte, pero cuando termina el trabajo, aún no apareces, y la verdad…te eche de menos”
“Mentirosillo!! Seguro que se lo dices a todas…jajaja” Él permaneció en silencio varios minutos, mientras ella seguía escribiendo uno de sus cuentos que jamás verían la luz, de pronto se quedó atascada, y al bajar la mirada vio como se encendía una lucecita naranja en su barra de tareas…era él.
“En teoría nos esta prohibido chatear en el trabajo, pero ese día entré de casualidad, aburrido, te vi, y desde entonces no te saco de mi cabeza, estoy trabajando y no dejo de mirar a ver si estas, si contestaste a mis mensajes, si te ríes con las chorradas que digo, y cuando lo haces…dibujas sonrisas en mi cara, hasta mis compañeros de trabajo se extrañan en la hora del café porque ya no salgo a fumar, prefiero pasar esos cinco minutos contigo, y si no estas, prefiero pasarlos esperando que aparezcas….mentiroso?? Jamás te mentiría…” Tras un largo silencio…”niña estas ahí???”
“Nunca habían dejado de fumar por mi”
A partir de ese momento, las conversaciones fueron diarias, y cada día más intensas, más pasionales…Se abrían el uno al otro, sin tapujos ni medias tintas, compartiendo secretos, vivencias, sueños….. “quiero verte, necesito verte, lo deseo, pero me da miedo, temo no poder controlar lo que siento, hacerte daño, pero nunca me había pasado esto antes” Ella quedó en silencio….”niño cuando quieres me dejas sin palabras, y sabes lo difícil que es dejarme sin respuesta…jajaja!! Pero tu…sabes que puede pasar si nos vemos, y no se muy bien si sería lo más conveniente, para los dos. No quiero quedarme enganchada de alguien a quien no puedo engancharme…Déjame pensarlo”
Pasaron los días, incluso semanas, él preguntaba…”qué pensaste?” pero aún no tenía respuesta…
Un día llegó un correo….”Ni tú ni yo nos merecemos pasarlo mal, se que te hice mucho daño, que debí confesarlo antes, y cuando lo hice te dolió, pero no quiero perderte, no quiero perder lo que hemos conseguido, no quiero…” Y ella siguió en silencio…
Y todo terminó un día de verano. Cuando te dije no puedo seguir con esto, cuando te dije me hace daño lo que dices sentir por mi, cuando te pedí que dejases de escribirme porque dolía saber que todo el cuento de hadas desaparecía cuando apagaba mi sesión y no sonaba el teléfono….Ya no podía seguir engañándome a mi misma pensando que algún día dejarías atrás lo que te ataba para no seguir adelante, que algún día estaríamos cara a cara. Y dejé de pensar en ti, en tus palabras, en tus deseos, en lo que me hacías sentir, desear…. Y me curé de ti.
Pero ahora has vuelto, con otro nombre, con otra cara, en otro lugar, pero eres tú, me lo has confesado, y en mi interior todo dio un giro al revolver el pasado, tus palabras, mis palabras…y sin embargo, todo sigue siendo igual, las mismas sensaciones, los mismos frenos, miedos, pasiones… pero en vez del rechazo que se podía esperar, sigues, al recordarte, dibujando sonrisas en mi carita triste.
Pero al día siguiente ella no volvió. En realidad pasaron varios días hasta que lo hizo. Y cuando entró….”Te estaba esperando” dijo él, y ella sonrió. “Llevo días entrando con la esperanza de encontrarte, pero cuando termina el trabajo, aún no apareces, y la verdad…te eche de menos”
“Mentirosillo!! Seguro que se lo dices a todas…jajaja” Él permaneció en silencio varios minutos, mientras ella seguía escribiendo uno de sus cuentos que jamás verían la luz, de pronto se quedó atascada, y al bajar la mirada vio como se encendía una lucecita naranja en su barra de tareas…era él.
“En teoría nos esta prohibido chatear en el trabajo, pero ese día entré de casualidad, aburrido, te vi, y desde entonces no te saco de mi cabeza, estoy trabajando y no dejo de mirar a ver si estas, si contestaste a mis mensajes, si te ríes con las chorradas que digo, y cuando lo haces…dibujas sonrisas en mi cara, hasta mis compañeros de trabajo se extrañan en la hora del café porque ya no salgo a fumar, prefiero pasar esos cinco minutos contigo, y si no estas, prefiero pasarlos esperando que aparezcas….mentiroso?? Jamás te mentiría…” Tras un largo silencio…”niña estas ahí???”
“Nunca habían dejado de fumar por mi”
A partir de ese momento, las conversaciones fueron diarias, y cada día más intensas, más pasionales…Se abrían el uno al otro, sin tapujos ni medias tintas, compartiendo secretos, vivencias, sueños….. “quiero verte, necesito verte, lo deseo, pero me da miedo, temo no poder controlar lo que siento, hacerte daño, pero nunca me había pasado esto antes” Ella quedó en silencio….”niño cuando quieres me dejas sin palabras, y sabes lo difícil que es dejarme sin respuesta…jajaja!! Pero tu…sabes que puede pasar si nos vemos, y no se muy bien si sería lo más conveniente, para los dos. No quiero quedarme enganchada de alguien a quien no puedo engancharme…Déjame pensarlo”
Pasaron los días, incluso semanas, él preguntaba…”qué pensaste?” pero aún no tenía respuesta…
Un día llegó un correo….”Ni tú ni yo nos merecemos pasarlo mal, se que te hice mucho daño, que debí confesarlo antes, y cuando lo hice te dolió, pero no quiero perderte, no quiero perder lo que hemos conseguido, no quiero…” Y ella siguió en silencio…
Y todo terminó un día de verano. Cuando te dije no puedo seguir con esto, cuando te dije me hace daño lo que dices sentir por mi, cuando te pedí que dejases de escribirme porque dolía saber que todo el cuento de hadas desaparecía cuando apagaba mi sesión y no sonaba el teléfono….Ya no podía seguir engañándome a mi misma pensando que algún día dejarías atrás lo que te ataba para no seguir adelante, que algún día estaríamos cara a cara. Y dejé de pensar en ti, en tus palabras, en tus deseos, en lo que me hacías sentir, desear…. Y me curé de ti.
Pero ahora has vuelto, con otro nombre, con otra cara, en otro lugar, pero eres tú, me lo has confesado, y en mi interior todo dio un giro al revolver el pasado, tus palabras, mis palabras…y sin embargo, todo sigue siendo igual, las mismas sensaciones, los mismos frenos, miedos, pasiones… pero en vez del rechazo que se podía esperar, sigues, al recordarte, dibujando sonrisas en mi carita triste.
