Desde la escalera, sentada en un peldaño, entre la multitud camuflada, pudo verle a la entrada, durante un instante observó cómo el tiempo había pasado por su faz y ….su silueta…aunque seguía igual, con ese aire de soberbia que le caracterizaba, siempre se le dio mal disimular, tenía una mirada nerviosa cuando intentaba hacerlo, movía mucho la cabeza. En ese momento supo que la había visto, pero ella disimuló a tiempo...
Ya estaba sentada antes de que entrasen en la sala y giró su cabeza, y con mirada despistada hacia otro lado a conciencia, se hizo la tonta al tiempo que notaba como no le apartaban la vista mientras subían por la escalera, buscando un sitio donde sentarse, lejos de donde pudiera oírles, pero cerca para poder observarla, como siempre, querían observarla sin ser observados…
Dos filas más atrás oía el rechinar de sus dientes, el murmurar de sus palabras mientras comenzaba la función. Hacía mucho tiempo que no les veía, casi había olvidado sus caras, pero una cara que mira con rencor no se puede olvidar…
Podía sentir sus ojos clavados en la nuca, como si quisiera atravesarla por el simple hecho seguir su vida, de no pedir perdón por algo de lo que jamás fue culpable. Ella sin en cambio siempre supo disimular ante ellos, no regalarles nunca su preocupación, pena o dolor. No lo merecían.
Al terminar se encendieron las luces, la gente comenzó a levantarse. Ella tomó su abrigo y bajó la escalera que conducía a la salida. Por el pasillo podía oir sus pasos tras de sí, pensó en girarse, mirarles fijamente y decirles que la única verdad era la que se negaban en reconocer…pero contó hasta diez, como siempre hacía, siguió su camino, no era miedo, ni vergüenza lo que sentía, era total y completa indiferencia por quienes no supieron valorarla cuando la tenían con ellos.
Siguió su camino hacia la salida, y tras poner el primer pie en la calle, una brisa movió su pelo, una gota de lluvia cayó en su nariz y una sonrisa se dibujó en su cara. Empezaba a llover y según su filosofía de vida, el agua de lluvia se lleva todo lo negativo que la rodea por eso prefiere caminar sin paraguas mientras sonríe y ve como la gente la mira y señala pensando que esta loca por no correr a esconderse bajo un balcón.
Ya estaba sentada antes de que entrasen en la sala y giró su cabeza, y con mirada despistada hacia otro lado a conciencia, se hizo la tonta al tiempo que notaba como no le apartaban la vista mientras subían por la escalera, buscando un sitio donde sentarse, lejos de donde pudiera oírles, pero cerca para poder observarla, como siempre, querían observarla sin ser observados…
Dos filas más atrás oía el rechinar de sus dientes, el murmurar de sus palabras mientras comenzaba la función. Hacía mucho tiempo que no les veía, casi había olvidado sus caras, pero una cara que mira con rencor no se puede olvidar…
Podía sentir sus ojos clavados en la nuca, como si quisiera atravesarla por el simple hecho seguir su vida, de no pedir perdón por algo de lo que jamás fue culpable. Ella sin en cambio siempre supo disimular ante ellos, no regalarles nunca su preocupación, pena o dolor. No lo merecían.
Al terminar se encendieron las luces, la gente comenzó a levantarse. Ella tomó su abrigo y bajó la escalera que conducía a la salida. Por el pasillo podía oir sus pasos tras de sí, pensó en girarse, mirarles fijamente y decirles que la única verdad era la que se negaban en reconocer…pero contó hasta diez, como siempre hacía, siguió su camino, no era miedo, ni vergüenza lo que sentía, era total y completa indiferencia por quienes no supieron valorarla cuando la tenían con ellos.
Siguió su camino hacia la salida, y tras poner el primer pie en la calle, una brisa movió su pelo, una gota de lluvia cayó en su nariz y una sonrisa se dibujó en su cara. Empezaba a llover y según su filosofía de vida, el agua de lluvia se lleva todo lo negativo que la rodea por eso prefiere caminar sin paraguas mientras sonríe y ve como la gente la mira y señala pensando que esta loca por no correr a esconderse bajo un balcón.